El pueblo rohingya se ha enfrentado a décadas de discriminación sistemática, abusos y violencias en el estado de Rakhine, Myanmar. Esta persecución ha obligado a la población a huir hacia Bangladesh.

En 2017 una crisis humanitaria masiva en el estado de Rakhine de Myanmar, en el extremo noreste de la bahía de Bengala hizo que cientos de miles de rohingyas aterrorizados cruzaran la frontera hacia la vecina Bangladesh. El sesenta por ciento de ellos eran menores y todos hablaron de presenciar una violencia indescriptible.

El 2021 es el cuarto año de permanencia de la población refugiada rohingya en el territorio de Bangladesh. Según datos del ACNUR actualizados a 30 de junio 2021 un total de 885.811 personas residen en los 34 campos presentes en el distrito de Cox’s Bazaar, el 51% niños y niñas.

Incidencia de Covid

Desde marzo 2020 la pandemia ha afectado tanto a la población rohingya como a la comunidad de acogida. A fecha 27 de mayo 2021 los casos identificados de COVID-19 en el distrito de Cox’s Bazaar eran:

  • 8.763 en la comunidad de acogida.
  • 1.013 en la población refugiada.

En el distrito se han producido 111 fallecimientos:

  • 95 en la comunidad de acogida.
  • 16 en la población refugiada.

Las medidas de contención del virus adoptadas por el Gobierno bangladeshí han restringido el acceso a los campos del personal humanitario y dificultado el normal funcionamiento de servicios para una población que depende en muy gran medida de la ayuda humanitaria. Estas restricciones han afectado severamente las actividades de autonomía y de generación de pequeños ingresos de la población refugiada, repercutiendo en un aumento claro de sus necesidades de acceso a alimentos, acceso a materiales de reparación de sus refugios y de protección.

Cáritas Bangladesh está activa también en estos meses haciendo información y sensibilización, dando apoyo de emergencia para reparar alojamientos, haciendo seguimiento de casos de forma individual y con visitas domiciliarias y cediendo espacios para las cuarentenas.

Contexto de la región

Geográficamente las zonas de asentamiento de los desplazados son zonas de colinas cerca de la bahía de Bengala, muy propensas a ciclones y otras catástrofes naturales. Las zonas montañosas son propensas a deslizamientos de tierra por la inestable estructura del suelo, debido a la deforestación, lo que hace a las comunidades muy vulnerables a las lluvias monzónicas que se repiten todos los años en entre mayo y julio.  A esta situación de vulnerabilidad se añade el azote de ciclones y tormentas.

El fuego es otro peligro significativo, ya que las llamas se propagan rápidamente en un ambiente seco. El 22 de marzo 2021 hubo un grave incendio que afectó a 4 campos, destruyendo aproximadamente el 60% de los mismos. Casi 50.000 personas se vieron afectadas, perdiendo lo poco que tenían, y 200 hogares de las comunidades de acogida de los alrededores también sufrieron las consecuencias de las llamas.

El retorno de la población refugiada a Myanmar en el corto y medio plazo continua siendo poco probable, especialmente después del golpe de estado del 1 de febrero 2021, que ha sumido el país en una situación de conflicto y fuerte inestabilidad.

El Gobierno de Bangladesh, en la ausencia de otros tipos de soluciones, empezó en diciembre 2020 la reubicación de parte de la población a la isla de Bhasan Char, que dista 30 km de la costa y que estaba deshabitada. Allí se han construido refugios para 100.000 personas, con el objetivo de disminuir la presión y el hacinamiento de los campos. Alrededor de 16.000 personas ya residen allí, aunque las agencias de la ONU plantearan varias dudas al respecto de este plan, en cuanto a su adecuación a las necesidades y derechos de los rohingyas.

Cómo vive la población

Las infraestructuras de los campos de refugiados son muy precarias y hay factores estructurales que continúan siendo un reto en la respuesta a esta crisis:

  • Importantes limitaciones en la infraestructura de aguas, saneamiento e higiene.
  • Refugios inadecuados por espacio y por debilidad de las estructuras.
  • Las carreteras internas y externas son limitadas o no hay un buen acceso a las mismas.
  • Faltan espacios para actividades comunitarias y áreas recreativas para las personas.
  • Ausencia de sistema de gestión de residuos.
  • Ausencia de sistemas de educación formal para niños y niñas.
  • Riesgo de violencia hacia mujeres y niñas.

Las comunidades de acogida, que dependen de trabajos diarios relacionados con los bosques, recursos acuíferos y agricultura, se encuentran ahora en situación de vulnerabilidad, debido a la reducción de las oportunidades de empleo y la presión sobre los recursos naturales.

La sobrepoblación sigue siendo uno de los mayores desafíos del campo, lo que ha resultado en graves repercusiones en el bienestar físico y psicológico de los refugiados, especialmente de los niños/as, las mujeres y las personas con discapacidad.

Durante la temporada de lluvias se deterioran las carreteras y los caminos, con lo que se dificulta el acceso a servicios básicos y aumenta la inseguridad, sobre todo los abusos físicos y sexuales.

Objetivo

Proporcionar servicios de refugio, agua y saneamiento, reducción de desastres, obtención y mejora de los medios de vida, educación, apoyo psicológico y protección a 45.000 ( aproximadamente 200.000 personas) hogares de familias refugiadas de Myanmar y de las comunidad de acogida en Bangladesh.

Nuestra acción

Cáritas Bangladesh lanzó en mayo 2021 un llamamiento de emergencia solicitando 10 millones de euros para dar respuesta a la terrible situación en los campos de refugiados.

Cáritas Española contribuye a ello con un proyecto de acción humanitaria de 634.006,56 euros, de los cuales 600.000 son aportados por AECID.

El proyecto se enfoca a garantizar la seguridad alimentaria de la población refugiada, así como de la población de acogida de las zonas cercanas a los campos, y también a mejorar los alojamientos de la población refugiada residente en los campos.

Por otra parte apoyamos un proyecto de protección y resiliencia de mujeres y niñas víctimas de violencia con un total de 121.433 euros, de los que 78.811 han sido aportados por la Comunidad de Madrid y 8.000 por el Ayuntamiento de Burgos.

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