Siria sigue siendo una de las crisis más grandes y complejas del mundo, y su fin aún no se vislumbra. Como consecuencia de la crisis continúan las hostilidades, la población civil sigue sufriéndolas gravemente. Los desplazamientos nuevos y prolongados afectan a más de la mitad de la población y el desgaste de la resiliencia de las comunidades aumenta.